jueves, 28 de octubre de 2010

La justicia prehomérica (Odisea), según Moses Finley

En el mundo griego arcaico prehomérico, en lo que a justicia se refiere, se ven tres formas de tratar las disputas por derechos basándonos sobre todo en los poemas épicos de Homero.

-Una es el juicio por combate armado cuya resolución es definitiva: el vencedor lleva la razón (combate singular caballeresco del que es típica la sociedad prehoplítica).

-Otra es el juicio es el arbitraje. En el que los ‘aristois’ más veteranos del lugar sopesaban la situación para un lado u otro.

-Y la última es el juicio por juramento, en el que se le hacía jurar en nombre de un dios, y no se debía mancillar el nombre de un dios por una mentira en esta época heroica.

Según Finley estas son las tres y únicas formas de poder resolver las disputas individuales en la época de Homero, sin necesidad de asamblea, ni juicio popular cívico. El derecho era un asunto totalmente privado, en el cual nadie se entrometía, excepto los interesados. Y aunque se encuentren algunas notas en el poema de juicios reales, es algo anacrónico que se le pudo haber escapado al poeta, ya que son notas coetáneas al poeta.

Regía el derecho de proteger los derechos privados de forma privada, comprendiéndose así el caso de los pretendientes en la Odisea.Otro factor importante, es que la justicia en el código de honor aristocrático, era cuestión de iguales solamente.


FINLEY, M.I. El mundo de Odiseo, Fondo de Cultura Económica, 1984.

Superación del existencialismo en Esperando a Godot: La espera y el tedio como valor.

Primero me gustaría introducirles la obra, y de paso recomendarla. Esperando a Godot (Waiting for Godot) es una obra de teatro en dos actos escrita en los años 40 y publicada a mediados de los 50 por el escritor irlandés Samuel Beckett, está catalogada como una obra del teatro de lo absurdo; la cual más allá de lo absurdo y lo ridículo, da muestras un simbolismo y unos matices existencialistas, los cuales, a mi parecer, hacen de la obra de Beckett una de las ineludibles lecturas en lo que a teatro se refiere.

En esta obra de Samuel Beckett (de la cual en su día yo tuve que disertar para una asignatura de mi último curso de bachillerato) destaqué la superación del existencialismo, es decir de los seres humanos en forma individual (ya que Vladimir y Estragón son personajes completamente gregarios), La superación del hecho de la libertad y temporalidad del hombre; ya que el propio Vladimir exclama a la pregunta de Estragón de si tienen derechos: “No… Los hemos vendido.”. Ellos no crean el significado ni la esencia de sus vidas, ya que sus vidas no tienen sentido y la esencia de ellas mismas es un círculo repetitivo de sucesos igualmente repetitivos, en el cual se vence a la temporalidad del hombre.

El denominado tiempo cíclico de “Infinitud finita” mata la temporalidad, en la que los mismos personajes, no saben ni el tiempo que llevan juntos entre ellos, ni el propio día de la semana, están perdidos en el tiempo. Y la esencia de sus vidas o esencia profunda, la pierden ya que sus vidas no contienen nada, solo ir todas las tardes a esperar el venir de un tercero, que nunca llega. Se declara pues, el tedio como valor absoluto. El sentido vital de un individuo, el sufrimiento, la muerte, el tedio; claramente están más metidos en la religiosidad, ya que esperan la venida de un ser trascendental, un ser que los supera, por lo cual no son seres libres, ni responsables de sus actos (no le esta permitido reír a Vladimir, ni suicidarse, ya que si no, podemos suponer que Godot se enojaría). La espera pues, esa aburrida y tediosa espera a Godot, es la que idealizan las imágenes de los dos personajes, los cuales nunca se van del sitio, siempre vuelven al mismo lugar y llevan como estandarte las desganas de vivir y de valer algo o buscar valer algo en su mundo.

El valor en ellos, es mayor de lo que parece, ya que su catarsis llega todos los días con la espera infructuosa, y teniendo todos los días el crepúsculo en el que buscar la muerte, siguen adelante, Vladimir hablando consigo mismo: “Vladimir sé razonable, aún no lo has intentado todo. Y volvía a la lucha…”. Ellos no llevan el peso del mundo en sus brazos, ni les son devorados los hígados y regenerados por la noche. Pero la misma infinitud, terror de los griegos, les hace tener que compararlos con los mismísimos Atlas y Prometeo; ya que todas las mañanas se re-encuentran, se cruzan con Pozzo y Lucky, y ven al final al muchacho que les dice que vuelvan mañana, haciendo de regenerador; ya que, solo por el venir del muchacho, volverán al día siguiente.